El pasado 18 de enero fue la Final de la Supercopa de España Femenina: Real Sociedad 0 – Barça 3.
Lo que ocurre en la ceremonia de entrega de trofeos es inaudito, vergonzoso e impensable que ocurriera en una final masculina.
La capitana del equipo culé, Marta Torrejón, sube al palco de autoridades para a recoger la Copa, que le entrega en mano el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. Sin embargo, nadie pone las medallas a las campeonas y subcampeonas. En su lugar se produce una especie de ‘self-service’ deportivo. Una a una las van recogiendo de unos estuches en una mesa instalada al borde del césped.
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Con el equipo masculino, en la final jugada en Arabia Saudí el pasado 15 de enero, fue el propio Rubiales el que fue poniendo todas las medallas, tanto a los jugadores del Barça, como a los del Real Madrid.
Luego dirán que no hay machismo y que la igualdad entre hombres y mujeres es ya un hecho.